Cómo transformar la brecha generacional en un activo para la empresa

La presencia de diferentes generaciones en el lugar de trabajo puede representar una gran oportunidad, y también un obstáculo para el éxito y la consecución de  los resultados, si la situación no es gobernada por un liderazgo sólido.

Muchas veces las situaciones de conflicto se deben a prejuicios negativos. Muchos baby boomers ven a los millennials como personas y trabajadores impacientes, poco profesionales, narcisistas y perezosos, mientras que los jóvenes pueden ver a los seniors como inaccesibles, rígidos o anticuados.

Lo cierto es que al final del día, la edad no tiene nada que ver con los resultados alcanzados y este mensaje debería ser transmitido con energía desde arriba. Un liderazgo efectivo sabe valorar los empleados por lo que son y saben hacer y no por la edad que tienen ni la generación que representan. La empresa debe estudiar políticas de incentivos diferentes, segmentadas según las diversas necesidades de sus grupos de trabajadores.

El haber nacido en un determinado momento histórico influye de manera importante en la forma de pensar, actuar y comunicar de las personas. Cada generación se caracteriza por sus propias películas de culto, libros, eventos, juegos, música, mitos y leyendas. Obviamente cada país tiene sus propias características y las clasificaciones generalizan sin tener en cuenta las enormes diferencias que existen entre los individuos, pero son un buen punto de partida para la gestión de las personas.

En la actualidad, las generaciones presentes en el mundo del trabajo (con suficiente relevancia )son tres: los baby boomers (nacidos entre 1945 y 1965), la generación X (1966-1980) y los millennials, o generación Y (1981-2000). Existen también los Z, pero son tan jóvenes que todavía no podemos dibujar un perfil laboral muy definido.

Tres generaciones, tres perfiles

Los boomers nacen tras la Segunda Guerra Mundial. Son optimistas, vinculados a un puesto fijo, a un trabajo para toda la vida, ‘workaholicos’, ambiciosos y al mismo tiempo concretos, prefieren las relaciones ‘en persona’, tienen algunas dificultades con el trabajo en equipo. Posen una gran capacidad de ahorro y no se preocupan demasiado de la conciliación laboral y familiar. Nacieron en el momento adecuado en el sitio adecuado.

Los X son el segmento más numeroso de la población actual, son personas criadas en plena recesión y con bajas expectativas. Han entrado en el mundo laboral con una mejor educación que sus padres, pero, debido a la recesión, tienen salarios más bajos. Trabajan bien en equipo y, respeto a la generación anterior, gozan de una mayor apertura mental hacia las diferencias (de género, raza, religión…). Son los primeros en haber crecido con las nuevas tecnologías, sin llegar a ser nativos digitales son fáciles ‘inmigrantes digitales’. Trabajan para vivir y no viven para trabajar.

Los millennials son los primeros verdaderos nativos digitales. Son entusiastas y se aburren con facilidad, su sentido del tiempo y de la paciencia es mucho más acelerado que el de las generaciones anteriores. Están acostumbrados a vivir en un mundo precario y sin ideologías y prefieren un entorno laboral poco o nada jerárquico donde recibir constante feedbacks y ascender o cambiar de proyecto rápidamente. Tienen un espíritu emprendedor y prefieren tener horarios flexibles en oficinas expandidas, con facilidades para el trabajo en remoto. La familia es un objetivo pero no una prioridad. Son mucho más reformadores que revolucionarios.

La brecha generacional un activo para la empresa (300)

Mitos y realidades

Para cubrir la brecha generacional en el lugar de trabajo se deben establecer expectativas comunes y dejar claro que el éxito es sinónimo de trabajo duro y esfuerzo, sea cual sea la edad y la formación de la persona. Hay que tener claro, además, que las cualidades del carácter, como la inmadurez, la pereza o la inflexibilidad no son rasgos generacionales.

Los baby boomers tienden a creer que el trabajo sólo ocurre en la oficina y que el éxito significa trabajar 80 horas la semana para terminar un proyecto. Están orientados al resultado y al proceso, porque entraron en el mundo profesional en una época en la que el trabajo no se podía hacer desde casa.

Los X están orientados a proyectos, por lo que definen el trabajo duro como lo que hay que hacer para conseguir que sus proyectos se realicen de manera eficiente o antes de lo esperado. El éxito para ellos se alcanza logrando un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.

Los millennials relacionan el trabajo duro con las horas necesarias para alcanzar la mayor calidad y para lograrlo sacan horas de donde sea, en su casa o en la cafetería. Para ellos, el éxito es el feedback positivo de gerentes y compañeros y progresar como profesionales.

El líder intra-generacional

En cuanto a la gestión de personas, la  tarea indispensable del líder de un grupo intra-generacional es alimentar el diálogo entre los empleados. Cada generación prefiere diferentes medios de comunicación. Los boomers se inclinan hacia interacciones más formales cara a cara, a los X les gusta hablar por teléfono y en persona y los millennials optan por el email y los chats.

Las empresas deben ofrecer canales de comunicación formales e informales y crear ambientes de trabajo que favorezcan la comunicación. Conocerse es la mejor manera para eliminar prejuicios, por ello es muy saludable formar equipos mixtos, buscando incentivos que funcionen para todos. La clave es centrarse en trabajar hacia un objetivo común.

Las diferentes generaciones pueden y deben aprender las unas de las otras. Los más jóvenes pueden recibir asesoramiento sobre el desarrollo profesional y de procesos, mientras que los más veteranos pueden aprender más sobre nuevas tecnologías y oportunidades de trabajo en equipo. La posibilidad de ayudar crea un clima más armonioso, debido a que todos los empleados se sienten útiles, valorados, premiados y directamente involucrados en el desarrollo de la empresa.

El objetivo es que cada persona desarrolle nuevas habilidades y puntos de vista, mientras construye relaciones personales. Con el tiempo, invertir en superar las brechas generacionales logra disminuir los conflictos y crear una cultura de trabajo mucho más fuerte. Cada generación posee un talento que puede poner a disposición de los demás. En este sentido, la brecha generacional se convierte en una herramienta clave para el crecimiento y la mejora.

 

Publicado en Idearium – Cinco Días