Las ‘Millennials’: la nueva era del talento

andrés raya

Los programas de desarrollo del liderazgo más actuales consideran esenciales algunas características que en el pasado han sido descuidadas en favor de aspectos más clásicos, como la asertividad, el pensamiento lineal y las dotes de jefatura. En cambio, la inteligencia emocional, la construcción del consenso, el pensamiento holístico, la capacidad de leer y comprender las emociones complejas y la habilitad de interpretar la comunicación no verbal se deben considerar parte imprescindible de la construcción de un liderazgo moderno, con vistas al futuro.

En muchos sentidos, la integración de un ‘modelo femenino de liderazgo’ resulta especialmente necesaria para la inclusión de la joven generación, que, mucho más que las anteriores, necesita ser escuchada, involucrada, dotada de feedback constante, compartir conocimientos y construir relaciones de colaboración.

De hecho, la generación del nuevo milenio se comporta de forma muy diferente a las anteriores y algunos conceptos rompedores para los nacidos antes de 1980, son asimilados como algo normal entre los llamados ‘Millennials’ (los nacidos entre 1980 y 1995). Entre esos conceptos, salvo tristes excepciones, también está la total igualdad de género en el mundo laboral.

La discriminación de género, sin embargo, sigue siendo una realidad en muchos lugares de trabajo, sobre todo en los que son menos permeables al cambio generacional. Demasiadas veces, las mujeres todavía no son tratadas de la misma manera que los hombres cuando se trata de asumir roles de liderazgo, se les paga menos que a sus colegas masculinos para ocupar puestos similares y sus contribuciones a menudo son trivializadas.

Las mujeres, sin embargo, han logrado avances significativos en la educación y en el trabajo durante las últimas décadas, situándose mejor en la carrera para el liderazgo del futuro. En los Estados Unidos, desde 1990, las mujeres han superado a los hombres en términos de matriculación y finalización de los estudios universitarios. En 2013, más de la mitad de los directivos de EE.UU. (52,2%) eran mujeres, frente al 30,6% de 1968.

Las mujeres millennial están avanzando porque son más y están mejor instruidas y están entrando en el mundo del trabajo en mayor número que cualquiera de las anteriores generaciones. Y lo hacen, además, con una mentalidad diferente: son más ambiciosas, están menos dispuestas a copiar el ‘modelo masculino’ y se manifiestan más seguras y conscientes de sus cualidades específicas. Por tanto, estamos ante una nueva era del talento, en la que el ‘modelo femenino’ será dominante, un cambio de era que las organizaciones necesitan reconocer y valorar, promoviendo la contaminación y la integración entre los dos modelos.

También desde el punto de vista de la retribución existe una diferencia notable entre el mundo de los millennials y el de las anteriores generaciones. La agencia de investigación PWC ha publicado recientemente el estudio: ‘The female millennial’, en el que se han entrevistado a 10.105 millenials, procedentes de más de 70 países, 8.756 de los cuales eran mujeres.

lierazgo femenino

Según la investigación, el 86% de las mujeres millennial forma parte de una pareja en la que ambos miembros trabajan, el 42% de ellas gana un salario igual al del hombre y el 24% uno superior. Esto significa que el 66% de las mujeres millennial gana ya un sueldo igual o mayor al del hombre; y por tanto tan solo un 34% gana un sueldo menor. Además, la experiencia se ve recompensada, ya que el estudio refleja cómo el 31% de las mujeres de la nueva generación con nueve o más años de experiencia aporta la mayor parte del dinero a la pareja, comparado con el 18% de las que se encuentran a principio de su carrera.

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las organizaciones es la lucha por formar, adquirir y retener el talento de alta calidad. Las organizaciones deben, por lo tanto, aprovechar esta mina de nuevo talento, comprometiéndose a cultivar culturas inclusivas y estrategias que promuevan la confianza y la ambición de las millennials, con el objetivo de alcanzar el equilibrio de género, que, entre otras cosas, además, es un buen negocio.