James Kouzes y Barry Posner son dos conocidos estudiosos de la Leavey School of Business de la Universidad de Santa Clara (EE.UU.), considerados entre los gurús más respetados en materia de liderazgo. Hace unos 30 años publicaron «The Leadership Challenge«, todo un clásico que estableció algunas de las características clave de la figura del líder y las cinco prácticas del liderazgo ejemplar:
1.Modelar el camino siendo un ejemplo
2.Inspirar una visión de futuro compartida
3.Cuestionar y desafiar los procesos, buscando la innovación y asumiendo riesgos
4.Fomentar la colaboración, generando confianza y facilitando las relaciones.
5.Considerar las emociones, reconociendo las contribuciones y celebrando las victorias
En 2016, Kouzes y Posner han publicado un nuevo libro (“Learning leadership: The five fundamentals of becoming an exemplary leader”) que examina una pregunta fundamental: ¿Cómo aprenden las personas el liderazgo? ¿Cómo se aprende a ser líder?
La tesis de partida del texto es que en el mundo actual nos encontramos con una grave falta de liderazgo, una verdadera crisis que hay que remediar.
Las causas de esta crisis, según los dos autores, son principalmente tres: los cambios demográficos, que hacen que los líderes actuales no se encuentren en sintonía de criterios y prioridades con los nuevos trabajadores, formados éstos casi en una cuarta parte por millennials; insuficiente experiencia y formación en materia de liderazgo, causada, a menudo, y este es el tercer factor de crisis, por prejuicios y falsos mitos.
Para muchos, de hecho, el liderazgo estaría al alcance únicamente de criaturas ontológicamente especiales. El talento es a menudo identificado erróneamente como una cualidad innata, que no necesita ser educada, entrenada y, en muchos casos, también descubierta. El liderazgo no es (sólo) un talento y tampoco una consecuencia de una posición o rango ocupados y experimentados, sino un conjunto de habilidades que se adquieren a través de la formación y experiencia y que luego se expresan a través de acciones concretas.
Según Kouzes y Posner, el buen liderazgo depende de las estrategias puestas en marcha para estimular el hábito a la mejora continua y la mentalidad adecuada para desarrollar la capacidad de influencia. Todo esto se lleva a cabo con mayor eficacia si el líder potencial se pone a prueba y se enfrenta a desafíos, obstáculos, fracasos e incertidumbres. Los nuevos retos le llevan a desarrollar nuevas habilidades y a superarse a sí mismo.
Las cinco claves para convertirse en un líder ejemplar según Kouzes y Posner son:
1. Cree en ti mismo. Creer en uno mismo es el primer, y esencial, paso para el desarrollo de las habilidades del liderazgo. Los mejores líderes aprenden constantemente y no desempeñan todo su potencial hasta que verdaderamente no deciden que dentro de ellos hay una persona que puede marcar la diferencia y quieren y aprenden a ser un mejor líder de lo que son ahora.
2. Aspira a sobresalir. Para convertirse en un líder ejemplar las personas tienen que determinar qué es lo que más les importa y por qué quieren liderar. Los líderes con motivaciones basadas en valores son los que tienen más probabilidades de sobresalir. También deben tener una imagen clara del tipo de líder que quieren ser en el futuro y del legado que aspiran a dejar a los otros.
3. Rétate a ti mismo. Desafiarse a uno mismo es fundamental para el aprendizaje del liderazgo. Los líderes tienen que buscar nuevas experiencias y probarse a sí mismos. Habrá inevitables retrocesos y fracasos a lo largo del camino, obstáculos que requieren curiosidad, coraje y resistencia para persistir en el aprendizaje y convertirse en mejor.
4. Encuentra ayuda. Una vez definidas estas tres etapas de crecimiento personal, el líder debe mirar hacia fuera y encontrar los colaboradores adecuados para lograr sus objetivos y conseguir el crecimiento propio y de los demás. El liderazgo eficaz no se ejerce en la ‘soledad del poderoso’, sino que se expresa en grupo.
5. Concreta. Finalmente el líder ejemplar debe poner en práctica todo lo que ha aprendido, implementando procesos eficaces llevados a cabo de forma deliberada.
Los autores argumentan que todos nacemos con la posibilidad de liderar y que el liderazgo no es una cualidad mística que sólo unas pocas personas poseen, al contrario, esta idea representa un poderoso elemento disuasivo para el desarrollo personal, de las organizaciones y de la sociedad en su conjunto. El liderazgo se aprende a través de un proceso de mejora y formación continua.
La escasez de liderazgo no se debe, por tanto, a la falta de talento potencial, ese talento está ahí fuera, así como las aspiraciones y las ganas de arriesgar, pero hace falta educación y formación adecuada para lograr eficiencia y efectividad.
El principal reto del líder en una organización es ofrecer a todos la posibilidad de percibir su valor y potencial y contribuir así a la afirmación de su talento. Kouzes y Posner señalan que un buen liderazgo es un hábito que debe ser reforzado cada día”.