Es suficiente leer un periódico para darse cuenta de que el nivel de confianza en la sociedad (y, por lo tanto, en las personas) es muy bajo. La confianza nunca ha sido un factor tan decisivo como ahora, para las carreras profesionales y para las relaciones en general. La confianza, podemos decir, es el factor clave en la economía global, es la nueva moneda del mundo de hoy, tan conectado y cooperativo.
Es un factor tan impactante que, según Stephen M. R. Covey, autor del libro La velocidad de la confianza, es «la competencia clave del liderazgo». Sin embargo, la confianza no debe verse como una actitud de buena voluntad, sino como una herramienta concreta para medir y mejorar los resultados. Según el autor, de hecho, «liderazgo significa obtener resultados inspirando confianza».
Al contrario de lo que piensa la mayoría de las personas, crear confianza es una habilidad que se puede adquirir. Por lo tanto, no hablamos de una cualidad fluida o inasequible, que se tiene o no se tiene; es una ventaja pragmática, tangible y utilizable. En las organizaciones, más confianza significa menos costes y más velocidad. Menos confianza es igual a más costes y menos velocidad.
Cuando la confianza es baja, las personas comienzan a sospechar, del jefe y de la organización. No comunican, hacen conjeturas, pierden participación y compromiso. Como resultado, la productividad disminuye y los costes aumentan. Cuando la confianza es alta, la comunicación, la creatividad y la participación mejoran. La productividad aumenta y los costes disminuyen, mientras que la atención se redirige hacia los objetivos, en lugar de a la sospecha y la frustración.
Es importante entender que la confianza se crea y se extiende desde adentro hacia afuera, y lo hace, según Covey, a través de cinco ondas:
1. confianza en uno mismo
2. confianza en las relaciones
3. confianza empresarial
4. confianza del mercado
5. confianza social
El principio clave de la autoconfianza es la credibilidad, que a su vez se basa en cuatro pilares: integridad, intención, capacidad y resultados.
La segunda onda, la confianza en las relaciones, se basa en un ‘comportamiento coherente’ y está influenciada por 13 comportamientos clave, comunes a los líderes que pueden contar con un alto nivel de confianza. Estos 13 comportamientos, que se pueden aprender y aplicar:
1. ser sinceros
2. mostrar respeto
3. ser cristalinos
4. remediar los errores
5. demostrar lealtad
6. producir resultados
7. mejorar
8. enfrentarse a la realidad
9. aclarar las expectativas
10. ejercer la responsabilidad
11. escuchar antes de todo
12. mantener los compromisos
13. transmitir confianza
Los primeros cinco derivan del carácter, los segundos cinco de la competencia, los últimos tres requieren, más que los otros, colaboración entre carácter y competencia. Cada uno de estos comportamientos requiere un gran equilibrio, porque, como en todas las situaciones, pasarse o quedarse cortos no es bueno para lograr resultados.
La confianza empresarial se ocupa de cómo los líderes pueden generar confianza en cada tipo de organización, mientras que el principio que está detrás de la cuarta onda (confianza del mercado) es la reputación. Esta es la marca de la empresa y la marca personal, que refleja la confianza que depositan en nosotros los clientes, los inversores y todos los demás interesados.
Finalmente, la confianza social atañe a la creación de valor para los demás y para la sociedad en general. El principio que está detrás de esta onda es la contribución.
La confianza es una de las formas más poderosas de motivación e inspiración. Las personas quieren que se confíe en ellos. Responden y progresan gracias a la confianza. Es por eso que es un elemento indispensable en la gestión de las personas, no como una técnica manipuladora, sino como la forma más efectiva de obtener resultados.
En esta era de colaboración, las organizaciones se abrirán cada vez más a la formación de comunidades que luchen por un beneficio mutuo, manteniendo su propia identidad. Esto generará nuevos ecosistemas en los que empleados, proveedores y clientes colaborarán y cocrearán dando lugar a nuevas oportunidades para el crecimiento colectivo.
Nuestra sociedad se está moviendo hacia territorios inexplorados, vivimos en un mundo donde los gobiernos, los empresarios, la comunidad científica y los ciudadanos necesitan trabajar en sinergia para definir los caminos hacia los cuales dirigir estas innovaciones y, para ello, construir una cultura de la confianza es una prioridad.
Como escribe Covey, las personas no siguen estrategias, siguen a los managers. Los ciudadanos no siguen programas, siguen a los líderes. La confianza para un país es un acelerador del bienestar económico, para una empresa es una palanca fundamental para activar la motivación de los empleados, facilitar el cambio y multiplicar la velocidad de ejecución y para una persona es una manera eficaz de aumentar el placer de vivir las relaciones.