Cómo mantenerse motivados en un mundo VUCA

motivación en un mundo vuca

En un mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) la frustración y la falta de motivación para hacer frente a cambios tan rápidos y desconcertantes son un riesgo muy probable. Para no desmotivarse y aprovechar las grandes oportunidades que este nuevo escenario nos ofrece es importante mantener una visión de nuestro papel y de nuestra conducta clara y consistente en sus bases y fundamentos, y al mismo tiempo flexible en sus procesos y funciones, de modo que seamos capaces de responder adecuadamente a situaciones que cambian rápidamente.

Debemos proporcionar una orientación clara y mensajes consistentes en un mar de prioridades continuamente cambiantes. Es importante anticipar los riesgos, y no invertir demasiado tiempo y esfuerzo en planes estratégicos a muy largo plazo, mejor vivir ‘estrategizando’ constantemente. No hay que confiar de forma automática en las soluciones que han funcionado en el pasado. Debemos aprovechar la complejidad para innovar, perseguir una estrategia de gestión del talento en la que cada profesional sea valorado por sus cualidades, actuando en escenarios diferentes y cambiables. Esto nos permitirá romper con agilidad cualquier esquema previo y adaptarnos a las nuevas circunstancias.

En tiempos de incertidumbre hay que ser curiosos y abiertos, fomentando las redes en lugar de las jerarquías, aprovechando los múltiples puntos de vista y experiencias para llegar a nuevos niveles de interconexión y colaboración.

Estos son algunos consejos prácticos para adaptarse a los cambios y mantenerse auto-motivados:

1. Sé consciente de tu realidad. Una de las formas más seguras de desmotivarse, y también de ser infeliz, es tener expectativas que no sean realistas, vivir una vida aparentemente feliz que no es real es una forma segura de alcanzar la infelicidad.

2. Sé agradecido. Con los demás, contigo mismo, con tu vida y con tu trabajo. Según la neurociencia, preguntarse “¿De qué debería estar agradecido?» es una de las soluciones para recuperar la serenidad y la motivación. El agradecimiento, de hecho, pone en movimiento reacciones biológicas en el cerebro. En particular, estar agradecidos a alguien estimula áreas del cerebro que producen dopamina. Pensar en las cosas por las cuales estar agradecidos, incluso hoy que nos sucedió algo grave, nos permite centrarnos en los aspectos positivos de la vida y estimula la producción de serotonina.

3. Toma consciencia de ti mismo. Escucha tus pensamientos, tanto profundos como  superficiales, ya que un ‘sabotaje interior’ puede hacer descarrilar fácilmente cualquier hábito, cambio o meta.

4. Establece motivaciones fuertes, que deben ser personales y no depender de la voluntad de otras personas.

5. Pide ayuda. Es importante conseguir el apoyo de los nuestros, en casa y en el trabajo, haciéndoles saber lo importante que es para ti su confianza.

6. Mantente positivo. Date cuenta de los pensamientos negativos y conviértelos en positivos. Es difícil, pero posible. Eres totalmente capaz de hacerlo.

7. Evita a las personas tóxicas. Siempre habrá personas negativas, que tratarán de llevarte otra vez a las viejas costumbres. Estate preparado para ello y hazles frente.

8. Visualiza el cambio. El subconsciente no conoce la diferencia entre lo real y lo imaginario, por lo que se proyectará en el estado deseado y visualizado.

9. No te preocupes, ¡ocúpate! Paradójicamente incluso las preocupaciones nos ayudan a reaccionar a la ansiedad causada por cambios rápidos e incontrolables. De hecho, a pesar de que pueda parecer contrario a la intuición, en términos cerebrales, cuando nos sentimos ansiosos es mucho mejor hacer algo (incluso preocuparnos) que no hacer nada, porque de esta manera permitimos que la amígdala se relaje. Aún así, la vergüenza, la culpa y las preocupaciones son soluciones que solo funcionan en el corto plazo, finalmente pueden convertirse en un problema cuando se adoptan como estrategias habituales para hacer frente a los problemas. Siempre será mejor ocuparse que preocuparse.

10. Mantente enfocado. Incorpora a tu rutina sólo un nuevo hábito a la vez. El cambio es difícil, por tanto hay que centrarse en un objetivo único.

11. Registra tus progresos. Simplemente con decir que vamos a cambiar no es suficiente, hay que tomar un compromiso concreto y registrar los progresos.

12. Elabora un plan. Así te asegurarás de estar realmente preparado. El plan debe incluir las razones y las motivaciones para el cambio, los obstáculos, los factores desencadenares y las personas que lo apoyarán.

13. Recompénsate. Cuando tienes éxito, te mereces una recompensa para incentivarte y motivarte a seguir adelante.

14. Tomate unos 30 días para implementar un nuevo hábito. Esto te ayudará a mantenerte enfocado y a construir una nueva rutina. El número de días necesarios puede variar de persona a persona y de hábito a hábito, pero es un muy buen punto de partida.

15. Recupérate, en caso de fracaso del intento, haz un plan de mejora y comienza de nuevo. Hazlo las veces que sea necesario. La clave no es cuantas veces te caes, sino cuantas te levantas y reemprendes el camino.

Desde el punto de vista del funcionamiento del cerebro, la neurociencia nos puede ayudar mucho a soportar el estrés producido por la inestabilidad del mundo VUCA. La capacidad de recordar el pasado y adaptarlo a nuestras experiencias del momento, para el desarrollo de estrategias para el futuro, es una especie de «máquina del tiempo” cerebral fundamental en nuestro crecimiento personal.

La toma de decisiones reduce la ansiedad y las preocupaciones, además de ayudar a resolver los problemas. Si tomas decisiones estás creando intenciones y estableciendo objetivos, acciones que activan la corteza prefrontal y reducen la ansiedad. Tomar decisiones cambia la percepción del mundo, encontrando soluciones a los problemas.

No trates de ser perfecto, si lo hicieras, no sólo te abrumarías con la cantidad de emociones que te pueden llegar a atropellar, sino que también te sentiría sin ningún tipo de control. Por el contrario, tomar una acción o una decisión, aunque no sea perfecta, pero sí lo suficientemente buena para ti, te otorga un mayor control sobre ti mismo y sobre la situación.
Moverte y seguir hacia adelante, siempre con positividad, ese es el secreto.

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