La gestión del talento es una necesidad y un reto para las empresas. Por otro lado, la diversidad, en el sentido más amplio, es el mejor antídoto contra el conformismo y un buen punto desde el cual construir innovación y desarrollo.
La clave está en aprovechar con eficacia las diferencias. Apostar por la formación, la tutoría y, sobre todo, la flexibilidad, es fundamental para armonizar las diferentes tipologías de colaboradores. Por un lado, los veteranos suelen gozar de fortalezas propias de su generación, tales como un mayor sentido de la responsabilidad, respeto de la jerarquía, disposición para el trabajo duro (repetitivo o extraordinario), atención, fiabilidad, precisión o lealtad a la empresa. Sin embargo, pueden mejorar en creatividad, flexibilidad y en disposición al trabajo en equipo.
Por otro lado, los más jóvenes aprecian mucho más el trabajo en equipo, necesitan y requieren continuos feedbacks y su relación con la tecnología es del todo natural. Quieren evolucionar y soportan mal las rutinas. Además, generalmente no funcionan muy bien bajo una estructura de gestión excesivamente rígida. Prefieren colaboraciones más abiertas que les permitan compartir información y que todo el mundo pueda contribuir a la toma de decisiones.
En particular, la flexibilidad es muy apreciada por los más jóvenes y las mujeres. El talento femenino es particularmente fiel a las empresas capaces de premiar los resultados en lugar de la presencia, que permiten tener un buen equilibrio entre el trabajo y la vida privada.
Además, es importante subrayar que la flexibilidad es un factor de motivación cada vez más crucial en la carrera de los hombres, puesto que la maternidad y los niños ya no son un hecho unicamente femenino. La mayor parte de los padres de nueva generación ya no se considera ‘jefe de familia’ y las responsabilidades del sustento económico son compartidas. Las empresas serán capaces de mantener y desarrollar el papel de las mujeres sólo cuando permitan también que los hombres sean padres.
Para las organizaciones será útil pasar a un modelo de gestión que proporcione mayor flexibilidad a la gente, tanto en los horarios como en el lugar de trabajo, siempre, obviamente cumpliendo los objetivos. Este tipo de enfoque es un poderoso método para estimular y retener el talento de líderes potenciales, hombres y mujeres, en mercados que cambian rápidamente.
Entre los millennials, las mujeres están avanzando mucho, son más y mejor instruidas y están entrando en el mundo del trabajo en número mayor que en cualquiera de las anteriores generaciones. Estamos ante una nueva era de talento, marcado por la empatía y la flexibilidad, en la que el ‘modelo femenino’ será claramente dominante.
El mayor desafío al que se enfrentan las empresas es la lucha por formar, adquirir y retener el talento de alta calidad. Debemos cultivar culturas inclusivas y estrategias que promuevan la confianza y la ambición de los más jóvenes y valoren la experiencia de los veteranos. Además, con el objetivo de alcanzar el equilibrio de género que, entre otras cosas, es un buen negocio.
Publicado en Esade Idearium