Cómo comunicar un despido

Un buen líder debe poder hacer frente a las situaciones y conversaciones más difíciles. Entre éstas sin duda se encuentra el momento de comunicar un despido. No existen fórmulas mágicas, pero algunos consejos para suavizar la circunstancia se pueden dar.

Primero, se debe estar preparados ante todo tipo de reacción, permanecer calmos y partícipes de las dificultades del empleado, conscientes de que, a menudo, se trata también del fin de una relación humana, más allá que laboral.

No hay que olvidarse que un despido puede ser el resultado de diferentes causas: el cierre de la actividad o de parte de ésta, una crisis corporativa que obliga a una reorganización del equipo, la insuficiencia de un recurso, cuestiones disciplinarias y demás. Frente a diferentes causas, también el enfoque debe ser diferente.

No podemos dejar que la situación nos supere y debemos intentar no retrasar lo inevitable. Destituir a alguien de su cargo es una tarea difícil, pero procrastinar la comunicación empeora inexorablemente las cosas. Tampoco está permitido delegar, el gerente debe tener el valor de hacer frente a la situación y también serían de evitar las llamadas telefónicas o los correos electrónicos.

Hay que ser claros, concisos y respetuosos. Se recomienda limitar la conversación a no más de un cuarto de hora, pero se debe dar la oportunidad al empleado de responder y preguntar. Si la decisión ha sido tomada por un nivel superior al nuestro, no debemos mostrarnos en desacuerdo, tampoco compartir sentimientos o conversaciones personales, al menos en primera instancia, no es ni el momento ni el lugar.

Las malas noticias son extremadamente estresantes y es muy injusto y contraproducente andarse por las ramas, algo que sólo aumenta los niveles de estrés del momento. Las frases directas son preferibles, seguidas por una explicación clara de los motivos de la decisión. Es imprudente prometer una vuelta del empleado a su lugar de trabajo o cuestionar nuestra permanencia dentro de la empresa, así como exceder en la ironía para desdramatizar.

Es siempre apropiado sufragar las malas noticias con razones válidas que las justifiquen y si es necesario apoyarse en documentos que acrediten los problemas detectados. Por lo general, se debe llegar preparados después de haberse documentado sobre todos los detalles de la relación laboral: regimentación, vacaciones o remuneraciones que puedan quedar pendientes.

Un despido es un momento delicado tanto para el afectado como para la persona que toma la decisión y la comunica. No es raro ser considerados injustos, insensibles o despiadados. Por eso es tan importante la empatía. Ponerse a disposición (si el trabajador lo merece) para redactar una carta de referencia o para facilitar un nuevo empleo pueden ser elementos de gran valor para ambas partes.

Después del despido es apropiado reunir el equipo para comunicar lo sucedido (también en caso de renuncia por parte de un empleado). El mensaje debe ser simple y directo: no se deben revelar las razones de la decisión (son confidenciales) y, sobre todo, no se debe hablar mal de la persona.

En el caso de que el despido pueda provocar en los otros empleados preocupación por la seguridad de sus trabajos o la salud de la empresa, es importante dar garantías inmediatas y explicar la situación. En casos extremos, si es necesario, también se pueden proporcionar detalles sobre las razones que llevaron al despido, siempre asegurándose de respetar la privacidad de las personas.

Cuando se despide a un membro del equipo, se deben redistribuir las tareas y es importante hacer el punto de la situación, identificando a los que desempeñarán las funciones del empleado despedido. Lo primero que hay que hacer es encontrar una estrategia para el presente y una meta para el futuro, con el objetivo de gestionar mejor las cargas de trabajo, hasta que no se encuentre un buen sustituto.

El despido conlleva un cambio drástico en la vida de una persona; aceptarlo no es fácil y menos hacerlo en los pocos minutos en los que esta decisión se notifica. Por ello, es necesario aclarar las razones por las que se ha llegado a esto y, siempre que sea posible, poner de relieve los aspectos positivos de la labor realizada. Subrayar las habilidades profesionales del empleado le ayudará a aceptar con más serenidad las críticas sobre las áreas de mejoras y progresar así en su futuro laboral.

Primera parte: Cómo reaccionar a un despido