Sergi Gonzalez Navarro
Consultor de organizaciones
La confianza es uno de los emergentes posibles de creación cultural. Es un sentimiento, un comportamiento, una reacción o una función que facilita las relaciones. En cambio a aquello que llamamos desconfianza , al ser denominado por negación tenemos dificultades para comprender su origen y funcionalidad. Aunque parezca sorprendente, la falta de confianza, en definitiva eso que forma parte de los miedos, es un sentimiento, comportamiento, reacción o función previa en muchos sentidos a la confianza. De algún modo antes del confiar existió el desconfiar. La confianza se abre paso pues en el espacio emocional creado al controlar y reducir eso que llamamos desconfianza. La desconfianza tiene una base psicobiológica muy enraizada con el éxito adaptativo de las especies para su supervivencia, es un mecanismo compulsivo conectado a estructuras arcaicas del hipotálamo y del sistema límbico. Estas zonas del sistema nervioso, según la Neurología, están relacionadas con el control de los instintos, las pasiones y las pulsiones más primitivas del ser humano, emociones básicas como el miedo y la ira. Según algunos autores también están relacionadas con la jerarquía, agresividad, territorialidad……. La desconfianza es pues entendida como un instinto básico de protección y conservación del individuo frente a lo desconocido, o no controlable. No tiene buena “prensa” pero su existencia impregna habitualmente el mundo relacional , con mayor o menor intensidad dependiendo de contextos, momentos y casos. Es conveniente recordarlo para comprender gran parte de los comportamientos individuales o grupales, por ejemplo al afrontar cambios. Hablar pues de “falta de confianza”, como si fuera la perdida de algo normalmente preexistente (la confianza) no ayuda a entender una fenomenologia que precisa de un enfoque terminologico-conceptual distinto. Es como hablar de sonido y silencio. El silencio es ausencia de sonido, de manera similar a como la confianza es ausencia de desconfianza (o quizás dicho mas realistamente: igual que llamamos silencio en realidad a la ausencia de un nivel de sonido detectable por un receptor concreto, quizás deberíase denominar como confianza a la escasa o baja desconfianza).
Tipos de confianza:
A efectos prácticos se identifican dos tipos de confianza; la interpersonal y la confianza en sistemas, si bien desde hace algunos años esta apareciendo un tercer tipo: la confianza en maquinas.
La confianza interpersonal hace referencia a la generación de:
– Interdependencia. Entre la persona que otorga confianza y quien la recibe.
– Riesgo. La persona puede ser decepcionada en sus expectativas.
– Creencia que la confianza depositada no será aprovechada desfavorablemente para el otorgante de confianza.
– Reducción de complejidad. En la vida existen tantas alternativas que sería imposible valorarlas todas. Confiando se reduce la complejidad de la vida misma. Adoptar estereotipos, la experiencia previa como predictor, la elección de fuentes por encima de los contenidos, etc, serian vivos ejemplos del confiar como reductor de complejidad.
¿Que activa pues la desconfianza?
Los activadores básicos de la desconfianza son:
– el sentimiento de incertidumbre. La percepción subjetiva de imprevisibilidad, en definitiva de falta de control sobre algo externo.
– el sentimiento de vulnerabilidad personal. La percepción interna, tambien subjetiva, de propia vulnerabilidad.
¿Cómo construir confianza? Si admitimos que la confianza no es mas que desactivación de los mecanismos que activan la desconfianza , para fomentar la emergencia de “ confianza” no hay mas estrategia que conseguir disminuir los sentimientos de incertidumbre y de vulnerabilidad personal. Facilitar la confianza en los sistemas humanos (organizaciones y comunidades).
G. Hofstede, en su estudios comparativos entre organizaciones y culturas, propone una serie de indicadores descriptivos. El mas relacionado con la confianza-desconfianza es el de Tolerancia a la Incertidumbre y a la Ambigüedad. Su análisis comparativo entre culturas/sociedades nos ofrece resultados significativos sobre las diferentes capacidades, de los sistemas, para activar o desactivar la desconfianza interpersonal y en los propios sistemas humanos.
Para comparar el nivel existente de confianza generalizada en diversos países, así como su evolución en cada país, se realizan unas encuestas periodicas (Encuesta Mundial de Valores) en base a una pregunta estándar que se hace a los encuestados: «¿Diría usted que se puede confiar en la mayoría de las personas o que uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás?».
En el norte de Europa se encuentran los países con la proporción más alta de población que dice confiar «en la mayoría de las personas». 66% en Dinamarca y Suecia, casi 60% en Holanda y 58% en Finlandia. Europa del Este muestra porcentajes de confianza mas bien bajos. En una posición intermedia se ubican estados como España (38,5%), Alemania (34,8%) e Italia (32,6%).
En Estados Unidos la confianza interpersonal era de 58% a comienzos de los 60, pero fue descendiendo hasta llegar a 36% al promediar los noventa . Putnam R. asocia esta caída, simultánea a la experimentada por la confianza en las instituciones, con el menor compromiso cívico de las nuevas generaciones de norteamericanos.
América Latina destaca por el bajo nivel de confianza interpersonal. De acuerdo con la encuesta en esa region (Latinobarómetro), el porcentaje global para América del Sur y Central pasó de 20% en 1996 a 16% en 2004 .
El tipo de confianza que predomina en sociedades de baja confianza/elevada desconfianza en el sistema social, es la que se denomina como «confianza particularizada»: la mayoria de personas se fian casi exclusivamente de los más cercanos (núcleo familiar /familia extensa-grupo tradicional de relación). Esto genera frecuentemente los llamados problemas asociados al «capital social negativo»: los distintos grupos no ven intereses comunes, desconfían entre sí, son incapaces de cooperar o operan unos contra otros. Es muy difícil crear nuevas organizaciones, nuevos vínculos fiables, eficaces y eficientes. Los requerimientos organizacionales de un mundo en cambio no pueden ser satisfechos ágil y adecuadamente en esos contextos sociales.
Si los sistemas humanos y sus lideres en vez de manipular los sentimientos de vulnerabilidad e incertidumbre (activar la desconfianza) conduciendo las dinámicas colectivas al típico recurso de incrementar las regulaciones y los controles (burocracia), dirigen sus esfuerzos a desactivar la desconfianza fomentando entre otros factores:
– la comprensión y respeto de la diversidad
– la comprensión de la complejidad
– la disminución de la orientación a fijar el rol
– la aceptación de cambios
– la capacidad de asumir riesgos
– la igualdad en dignidad.
…..Se favorecerá el desarrollo de personas, organizaciones y comunidades .
Organización, jerarquía y desconfianza.
Las organizaciones horizontales solo son posibles desde una confianza interpersonal alta, fomentándola a su vez (R. Putman). Las organizaciones de cúspides remotas y jerárquicas tienden a destruir la confianza, o lo que es lo mismo: activan mas fácilmente la desconfianza. No nos debe extrañar entonces que el empowerment, el respeto, la igualdad de oportunidades y en la dignidad basica, y las politicas basadas en la responsabilidad-libertad sean algunas de claves para la desactivacion de desconfianzas y el fomento de condiciones para la motivación y el compromiso.
Si a ello añadimos que las hipótesis de trabajo de investigaciones recientes apuntan a que las personas que pueden confiar en los demás, presentan una vida más saludable y viven más tiempo, (la activación de desconfianza se relaciona con estrés elevado) , podemos concluir que este es un tema de máximo interés para el desarrollo integral de las personas, de las organizaciones y comunidades.
Bibliografía recomendada
CARBONELL E. . Aun no somos humanos: propuestas de humanización para el tercer milenio. Ed. Peninsula 2002
CARBONELL, F. Sobre la imposibilidad de educar la confianza: Suposiciones y propuestas para una educación intercultural. Revista D’afers internacionals CIDOB 2004 num. 61-62
HOFSTEDE, G. Culturas y organizaciones. Madrid: Alianza Editorial, 1999.
INGLEHART, R. (1998): Modernización y posmodernización. El cambio cultural, económico y político en 43 sociedades. CIS, Madrid.
LUHMANN, N. Confianza. Barcelona: Ed. Anthropos, 1996.
PUTNAM R. Making Democracy Work. Princeton, NJ. British Journal of Political Science. Vol. 28, 1998. Pp. 686-693.
ROTTER , J. Inventario Rotter sobre locus de control Interno-Externo (1966).
SENNETT R. El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad. Ed. Anagrama 2003.