El cambio en una sociedad que se resiste

Chris Lawton en Unsplash

La resistencia al cambio es la manifestación de cómo el ser humano tiende a mantener la homeostasis. Esta última es la condición de estabilidad interna de un sistema animado o inanimado que tiende a permanecer incluso en presencia de perturbaciones externas. Cuando un agente externo mueve su posición, el sistema obrará para volver al punto de equilibrio original.

El ser humano llega a un estado de equilibrio después de una serie de ajustes internos, pero ¿qué sucede cuando este equilibrio ya no es funcional y las necesidades de cambio son cada vez más fuertes? La persona tiende a boicotear su propia evolución/solución porque la homeostasis alcanzada, a pesar de haber dejado de ser funcional, tranquiliza, mientras que el cambio requiere una pérdida significativa de energía, creando un conflicto que genera dolor.

La sociedad puede ser considerada como un organismo vivo, cuyos mecanismos son muy similares a los del individuo. El concepto de memética recalca el de genética: los memes son informaciones culturales que se extienden, se adaptan, mutan y se transmiten exactamente como los genes. La resistencia memética al cambio de la sociedad es evidente, sin embargo, choca con la ideología oficial. En todas partes, de hecho, los políticos se presentan como nuevos y con programas de reforma, cambian los gobiernos, las personas y los nombres de los contenedores políticos. Pero, en lugar de activar cambios reales, nos agarramos a un nuevismo de fachada: El gatopardo.

El peso del estatismo

¿Cuáles son los mecanismos que generan o impiden los cambios en una sociedad? A nivel individual, muchos estudios se han realizado sobre la resistencia de las personas a nuevas ideas y nuevos conceptos. A menudo se ha hablado de “sistema inmunológico ideológico”, citando una definición de Max Planck, quien decía que las nuevas teorías científicas se afirman sólo cuando sus oponentes mueren de viejos. Esta resistencia individual al cambio es bien conocida, pero el hecho de que existan personas que son particularmente refractarias a absorber nuevas ideas no significa que también la sociedad en su conjunto deba ser así.

¿Qué hace que sea tan difícil adaptarse a los cambios ambientales y que empuja a las sociedades humanas a tratar de mantener desesperadamente estructuras obsoletas? La cuestión ha sido el tema central de siglos de razonamiento político: de La República de Platón a El Capital de Karl Marx. ¿Cómo es posible conseguir el cambio necesario? ¿Tal vez con la fundación de una comunidad utópica en una isla remota, o por medio de la revolución proletaria?

Muchos de los métodos propuestos en el pasado se han demostrado totalmente ineficaces para generar un cambio verdadero. Las sociedades humanas son sistemas complejos; están formadas por conjuntos de fuerzas sociales y económicas que se combaten, se alían, o se equilibran, en gran parte animadas por un espíritu de autopreservación y de corporación. La naturaleza estática de la sociedad ha sido interrumpida sólo por eventos violentos: revoluciones o colapsos económicos.

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