Emprender y tener éxito después de los 50

Tenemos dos mitos con respecto al mundo de las Startup: el joven con una idea brillante que acaba conquistando nuevos mercados, y pensamos en el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el héroe solitario que va contracorriente hacia su objetivo y termina cambiando el mundo. Y en ese caso la referencia es Steve Jobs.

Las dos figuras pertenecen a la industria tecnológica y si es cierto que vivimos en la época de la revolución digital y que su desarrollo está en parte marcado por un factor generacional, también hay que decir que muchos de los fundadores de empresas tecnológicas de éxito habían pasado ampliamente los 40 cuando empezaron. Más allá de las competencias estrictamente técnicas y de programación, de hecho, también en los nuevos modelos de negocio existen áreas, como marketing, ventas, procesos, gestión de proyectos o recursos humanos, donde la experiencia sigue siendo un grado.

Saliendo del mito de los garajes creativos o de las incubadoras pobladas por talentosos jóvenes universitarios, existe una realidad fotografiada, por ejemplo, por el informe Emprendimiento Senior (elaborado por GEM, Global Entrepreneurship Monitor): en el mundo, el 31% de los adultos entre 50 y 80 años trabajan por cuenta propia, mientras que los que tienen entre 18 y 49 años suman un porcentaje del 29%. En España hay un 25% de autónomos mayores de 50.

Uno de cada tres europeos tiene más de 55 años. La población envejece progresivamente y la edad media de las personas empleadas aumenta cada vez más. Algunas compañías empiezan a entender que hay que aprovechar este recurso, ya que hoy en día un profesional de cincuenta años tiene otros 15 años (al menos) de carrera por delante. Así que merece la pena invertir en él, también porque a menudo garantiza mejores resultados en menor tiempo que una persona joven y puede llegar a ser más fiel a la empresa.

Sin embargo, sólo el 6% de los empresarios españoles aplica iniciativas para captar y retener a los trabajadores sénior, uno de los resultados más bajos entre los 25 países que han participado en el estudio ‘Reclutar y retener trabajadores sénior’, presentado por Manpower.

Esta contradicción está en la base del hecho de que cada vez más personas comiencen a pensar en cambiar de trabajo a los 50 años. Porque le despiden o porque, después de muchos años haciendo lo mismo, necesitan algo nuevo. O, también, porque por fin quieren ser jefes de sí mismos. Según un estudio de Amway, seis de cada diez españoles mayores de 50 años aseguran tener una actitud positiva hacia el emprendimiento y esperan el objetivo de alcanzar niveles más altos de satisfacción personal y laboral.

Hoy, los mayores de 50 años se encuentran en una nueva etapa de la vida, en la que entienden que disponen de tiempo, salud, experiencia y contactos para comenzar algo nuevo. En los Estados Unidos, la tasa más alta de emprendimiento se encuentra entre 55 y 64 años y, según Harvard Business Review, los mayores de 55 años tiene el doble de posibilidades de lanzar nuevas empresas exitosas que los jóvenes de entre 20 y 34 años.

Las razones de este éxito son diferentes. A medida que envejecemos, tenemos menos que perder, menos miedo al fracaso. Los hijos ya han crecido y las preocupaciones deberían ser menores a la hora de embarcarse en una nueva aventura. Otras ventajas son el poder contar con una red de contactos amplia, una credibilidad basada en años de experiencia y una capacidad financiera superior. La mayor capacidad financiera es clave en determinar el éxito de un negocio y casi dos tercios (63%) de los business angels mayores de 50 años invierten más de la mitad del total.

Si un emprendedor joven puede exhibir una mayor flexibilidad y una resistencia física superior, los séniors saben valorar mejor el potencial de un proyecto. Además, los trabajadores mayores saben cómo calibrar sus expectativas y son conscientes de que las fases ascendentes y descendentes son normales en la trayectoria laboral de una persona. En cambio, muchos jóvenes, aunque estén muy preparados, se deprimen o bajan su rendimiento con más facilidad si el trabajo no coincide con sus expectativas a medio o corto plazo.

La mejor solución sigue siendo la unión de las dos fuerzas. Para permanecer mentalmente activos, es necesario, de hecho, rodearse de personas de diferentes edades que desafíen continuamente nuestra forma de pensar. En este sentido, la práctica del ‘reverse mentoring’ es de gran valor: porque permite a jóvenes y mayores intercambiar habilidades y seguir formándose.

A ese respecto, parece que los mayores tengan más en cuenta la importancia de diversificar las generaciones activas en la empresa. Según los autores del informe Gem, los emprendedores sénior “tienen más probabilidades que los jóvenes de emplear a más de cinco personas en sus negocios, por lo que no sólo están generando autoempleo, sino que están creando nuevos puestos de trabajo”. Si sabes de vino y sabes vender, te sale más a cuenta contratar un joven programador para tu nuevo eCommerce que aprender a hacerlo tu.

Lo que es seguro es que hay que estar dispuestos a aprender durante toda la vida. Frecuentar cursos de formación es muy importante si se quiere cambiar de trabajo, incluso permaneciendo en el mismo sector, y se vuelve esencial si el objetivo es pasar a algo completamente diferente. Esta segunda opción es cada vez más frecuente ya que la digitalización borrará del mapa muchos trabajos actuales.

Finalmente, no hay que olvidar que algunos de los proyectos empresariales más exitosos de la historia fueron fundados por empresarios que habían cruzado los 50 años: Ray Kroc fundó Mc Donald’s a los 52, Harland Sanders David abrió el primer KFC a los 65 y John Pemberton, a los 55, creó una compañía llamada Coca-Cola.